Las nuevas fuentes de energía: el carbón
y el hierro.
El carbón fue el combustible de la revolución industrial. Ya
desde principios del siglo XVIII, su producción aumento hasta sustituir a la
madera en la manufactura y en el aumento hasta sustituir a la madera en la
manufactura y en el consumo domestico. La producción de hierro creció hacia
1780 debido a la utilización de hornos de coque –de mayor capacidad calórica-
en reemplazo del carbón vegetal, y a la aplicación de la máquina de vapor. La producción
de hierro se beneficia con innovaciones –como el pudelado y el laminado- que
posibilitaron fabricar mas maquinas y herramientas. También, con el aumento de
la demanda, provocado por la mecanización de otras ramas
industriales y de la agricultura. El desarrollo de los transportes fue
otro de los factores que incidió favorablemente en la producción de hierro.
Cuando el producto generado y la mano de obra ocupada por la
minería –y la industria- superaron a la agricultura, se produjo el cambio
estructural en la economía británica. Esto ocurrió en las primeras décadas del
siglo XIX.
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